lunes, 29 de octubre de 2012

Museo de Antropología Nacional


SABÍAS QUE... 17 de septiembre de 1964. - Inauguración del Museo Nacional de Antropología.
Durante el gobierno del virrey Antonio María de Bucareli, entre 1771 y 1779, se establece en la ciudad de México, el Primer Museo Nacional, para lo cual Bucareli y Ursúa ordena se recogieran todos los documentos de la antigüedad mexicana?
Por su parte, el virrey Revillagigedo, enriquece al museo, concentrando en él, el mayor número de piezas arqueológicas, exceptuando aquéllas que por sus características específicas, no podían ser trasladadas al museo?
En el año de 1822, se traslada a la Universidad, el Museo de Historia Natural, y en 1831, se decide reunir en un mismo lugar todo el material arqueológico e histórico existente, incluyendo el del Museo de Historia Natural?
El emperador Maximiliano, en 1865, manda que todo el acervo museográfico fuera trasladado al edificio de la calle de la Moneda, donde permanecería la sección de antropología hasta 1964?
En el mismo edificio de la calle de Moneda fue inaugurada la sala de monolitos por don Porfirio Díaz en 1887?
A partir del XI Congreso Internacional de Americanistas celebrado en 1895, el Museo Nacional crea el Depto. de Antropología y 8 años después, en 1903, se fundan las cátedras de antropología y etnología?
1908 es el año en que el Museo Nacional es subdividido: los materiales correspondientes a la arqueología e historia permanecieron en el edificio de Moneda y todo lo de Historia Natural fue trasladado a lo que se llamó Museo del Chopo, en la Col. Santa María, museo que actualmente cuenta con modernas instalaciones en la tercera sección de Chapultepec?
Hacia 1909, el Museo Nacional amplía sus actividades académicas y se funda la Escuela Internacional de Arqueología y Etnología Americana, institución que cesa en sus funciones en 1920, probablemente por la situación política que vivía el país?
En 1935, el Castillo de Chapultepec recibió en sus amplias salas al Museo de Historia, enriquecido posteriormente con murales de destacados pintores mexicanos y más tarde, con el Museo del Caracol que presenta específicamente "La Lucha de México por su Libertad"?
El acervo histórico de las culturas mesoamericanas se vieron privilegiadas al inaugurarse el moderno Museo de Antropología e Historia, el 17 de septiembre de 1964 por el entonces presidente de la república, Adolfo López Mateos?
El arquitecto Pedro Ramírez Vázquez fue el realizador de las magníficas instalaciones del Museo Nacional de Antropología, el que da cabida en sus diferentes salas a las más interesantes y bellas piezas que integran nuestro patrimonio cultural prehispánico, además complementa sus funciones con salas ubicadas en la planta alta, dedicadas a la etnología?
Los servicios con que cuenta el Museo de Antropología: visitas guiadas, sala de proyecciones y conferencias, talleres, etc., están regidos por los más modernos diseños museográficos?
Actualmente el Museo se encuentra bajo la dependencia del Instituto Nacional de Antropología e Historia?
Tlaloc, el dios de la lluvia te da la bienvenida al llegar al Museo Nacional de Antropología
El Museo Nacional de Antropología (MNA) es uno de los recintos museográficos más importantes de México y de América Latina.2 Está concebido para albergar y exhibir el legado arqueológico de los pueblos de Mesoamérica, así como para dar cuenta de la diversidad étnica actual del país. El edificio actual del MNA fue construido entre 1963 y 1964 en el Bosque de Chapultepec por instrucción del presidente Adolfo López Mateos, quien lo inauguró el 17 de septiembre de 1964. Actualmente, el edificio del MNA posee 23 salas de exposición permanente, 1 sala de exposiciones temporales y dos auditorios. Además alberga el acervo de laBiblioteca Nacional de Antropología e Historia.
La colección del Museo Nacional de Antropología está conformada por numerosas piezas arqueológicas y etnográficas provenientes de todo México. Entre algunas de las piezas más emblemáticas de la colección se cuenta la Piedra del Sol —que es el corazón mismo del museo—, las monumentales esculturas teotihuacanas dedicadas a los dioses del agua, el tesoro de la tumba del reyPakal, así como un atlante tolteca traído desde Tollan-Xicocotitlan y el Monolito de Tláloc que custodia la entrada al museo.
El MNA constituye uno de los principales sitios de interés turístico de México. Atrae cada año a más de dos millones de visitantes.
Salas de exhibición
El Museo Nacional de Antropología cuenta con 24 salas de exhibición, de las cuales 23 son permanentes y una está destinada a exposiciones temporales, que en ocasiones son muestras museográficas provenientes de diversos museos del mundo. El acceso a ésta última se encuentra separado del resto del museo.
Las salas permanentes se encuentran distribuidas en las dos plantas del edificio. En la planta baja se localizan las salas dedicadas a la introducción a la antropología y a las culturas arqueológicas del territorio mexicano, desde el Poblamiento de América hasta el Período Posclásico mesoamericano. En el segundo nivel se encuentran las 11 salas deetnografía, donde se exponen muestras de la cultura material de los pueblos indígenas que viven en México en la actualidad.
Las salas de antropología y arqueología están dispuestas alrededor de la parte descubierta del patio central, que es donde se encuentra el estanque de lirios, y están ordenadas según un criterio cronológico comenzando por el lado derecho hasta llegar a la sala Mexica. A partir de la sala de las culturas de Oaxaca, el orden de presentación es geográfico. Cabe destacar que la sala de culturas del norte está dedicada a pueblos que pertenecieron a la zona conocida como Aridoamérica, región que se extiende al norte de los límites de Mesoamérica.
Las salas de antropología y arqueología son:
§  Introducción a la antropología
§  Poblamiento de América
§  Preclásico en el Altiplano Central
§  Teotihuacán
§  Los Toltecas y su época
§  Mexica
§  Culturas de Oaxaca
§  Culturas de la Costa del Golfo
§  Maya
§  Culturas de Occidente
§  Culturas del Norte

Salas de exhibición permanente y no permanentes

[editar]Introducción a la Antropología

La primera sala del MNA corresponde a una introducción a la actividad de la Antropología. Originalmente se concibió como un espacio para acercar a los visitantes a las cuatro ramas en que se divide clásicamente a la Antropología —antropología física, antropología social,etnología y lingüística—.3 A partir de la reestructuración del museo iniciada en 19984 se consideró que los contenidos pedagógicos de esta sala estuvieran dedicados a dar cuenta de la evolución socio-cultural del ser humano, su diversidad y las relaciones entre el medio ambiente y las sociedades humanas. Es decir, en este espacio, el visitante se encuentra ante un recorrido por los procesos que concluyeron con la hominización de los antropoides y con la humanización de nuestros ancestros.
En esta sala se encuentra una reproducción del esqueleto fósil de Lucy, el primer ejemplar conocido del Australopithecus afarensis, decubierto por Donald Johanson en 1974. En el corredor final de la sala se encuentra un mosaico de hologramas con los rostros de personas originarias de diversas partes del planeta, dependiendo del punto de vista del visitante, también es posible observar la forma de los cráneos de los hombres que habitan en cada una de las regiones representadas en el mosaico.

[editar]Poblamiento de América

La segunda sala de arqueología del MNA está dedicada al proceso de desarrollo de los primeros seres humanos que llegaron a América. Al igual que la sala Introducción a la Antropología, esta también fue objeto de la reestructuración del museo realizada entre 1998 y 2000. En este proceso recibió el nombre que lleva en la actualidad —entre 1964 y 1998 se llamó sala de los Orígenes— y se orientó hacia la evolución de las culturas indígenas americanas desde las primeras migraciones hasta la diferenciación de los pueblos mesoamericanos respecto al resto de las sociedades paleoindias.
La sala Poblamiento de América adopta la teoría del poblamiento temprano de América, que ubica las migraciones a través del estrecho de Bering alrededor de 40.000 años antes del presente. Por lo tanto, el guion museístico acepta como válidos los datos que ubican la presencia del ser humano en territorio mexicano alrededor de 30.000 años antes del presente. De acuerdo con algunos críticos como Christian Duverger, esta tendencia de la historiografía oficial mexicana está basada en pruebas débiles o tienen un propósito político.
Como quiera que sea, en la sala Poblamiento de América se exhiben maquetas que recrean el modo de vida de los primeros grupos humanos cazadores y recolectores que ocuparon lo que hoy es México y acerca al visitante a los procesos que concluyeron con la diferenciación de los pueblos mesoamericanos —entre otros, el desarrollo de laindustria lítica; la domesticación de la calabaza, el maíz y otros cultivos; la sedentarización y el descubrimiento de la alfarería—. Entre otras cosas, la sala cuenta con una colección de puntas de lanza confeccionadas en diversos materiales y procedentes de diversas partes de México y otros países adyacentes. También posee un conjunto de piezas relacionadas con el desarrollo de la agricultura, muestras fósiles de los primeros cultivos americanos y reproducciones del arte rupestre de siti os como la Sierra de San Franciscoen Baja California Sur.
a tercera sala del museo está dedicada a los pueblos que vivieron en el altiplano central mexicano y zonas aledañas durante los primeros siglos de la civilización mesoamericana, en el Período Preclásico mesoamericano. En otras palabras, posee objetos elaborados entre los siglosXXIII a. C. y I d. C., de acuerdo con la cronología mesoamericana empleada mayoritariamente en México. Se trata de piezas encontradas en excavaciones en sitios como Zohapilco, Tlapacoya y Tlatilco (estado de México), y Cuicuilco y Copilco (Distrito Federal).
Las piezas en exhibición en esta sala dan cuenta de la evolución cultural de los pueblos del centro de México durante el Preclásico. Este fue el período más largo de la historia mesoamericana, tiempo en el que los diversos pueblos de la región fueron desarrollando sus rasgos más característicos y las redes de intercambio internacional. Las piezas procedentes del altiplano central que corresponden a esta etapa ponen en evidencia la importancia del contacto de los pueblos altiplánicos —de supuesta filiación otomangueana— con las dos regiones mesoamericanas de mayor desarrollo en ese tiempo: el Occidente y la región olmeca. Así lo revelan casos como el de Tlatilco, cuya primera cerámica comparte rasgos con la producida en sitios como El Opeño (Michoacán); posteriormente, Tlatilco recibió una fuerte influencia olmeca, uno de cuyos testimonios más importantes es la pieza conocida como El Acróbata. Por su parte, las piezas procedentes de Cuicuilcoaparentan una influencia más prolongada de los pueblos de Occidente, desde su florecimiento hasta su abandono.

[editar]Teotihuacan

La cuarta sala permanente del museo esta dedicada a la cultura teotihuacana, cuya ciudad de mayor esplendor fue Teotihuacan, que significa "ciudad donde nacen los dioses", ubicada al norte de la Ciudad de México.

[editar]Horario

Martes a domingo de 9 a 19.5 En ocasiones se organizan visitas especiales fuera de este horario y previa reserva.

[editar]Admisión

El costo es de $57.00 M.N. ($4.00 US),6 de martes a sábado, los domingos la entrada es libre.
Estarán exentos de pago de martes a sábado los siguientes grupos de mexicanos:
§  Niños menores de 13 años
§  Estudiantes y profesores con credencial vigente
§  Adultos mayores de 60 años
§  Jubilados, pensionados y discapacitados
§  Pasantes e investigadores (nacionales o extranjeros) que cuenten con el permiso del INAH
Entrada libre los domingos: todos los visitantes nacionales y los extranjeros (únicamente residentes legales en México, los que deberán acreditar su estancia legal en el país) estarán exentos de pago los domingos, por lo que los extranjeros que visiten el país en calidad de turistas deben pagar su entrada aún los domingos. Debido a que sucede con frecuencia, debe aclararse que el hecho de venir acompañado de un visitante nacional no los exime del pago.
En todas las situaciones anteriores podrá ser necesario presentar una identificación escolar u oficial. Los documentos de identificación más frecuentemente utilizados son: la Credencial para Votar (para nacionales), la credencial escolar (para menores), la forma migratoria (para extranjeros residentes), la credencial del Inapam - Inaplen - Insen (para los adultos mayores).
No existe ningún tipo de descuento en la admisión para los miembros activos del Consejo Internacional de Museos (ICOM).

[editar]Cómo llegar

En autobús turístico o automóvil particular. Hay servicio de estacionamiento (dos espacios a un costado del Museo, con capacidad total para 294 cajones) aunque tiende a llenarse temprano los días festivos y fines de semana.
En Turibús. Este servicio turístico de transporte tiene una parada programada en el acceso al Museo.
En taxi o a pie. El acceso es por avenida Paseo de la Reforma. Unos cuantos metros más alejada, también es posible llegar por la calzada Gandhi.
En Metro. La estación más cercana es Auditorio. De ahí, se llega al Museo tras una caminata de aproximadamente diez minutos.
En transporte colectivo. Hay autobuses públicos (en México se llaman "camiones") del sistema de la RTP que circulan por avenida Paseo de la Reforma y tienen paradas programadas (una de ellas a pocos metros del acceso al Museo). Tanto por esta avenida como por la calzada Gandhi circulan los "microbuses" (también conocidos como los "micros") que son transportes colectivos un poco más pequeños que los "camiones". No tienen paradas programadas por lo que se pueden detener en donde el pasajero les indique con la debida anticipación.

[editar]Servicios

Atención a grupos escolares (visitas guiadas): para estudiantes de los niveles preescolar, primaria y secundaria.
Actividades adicionales: talleres infantiles y juveniles, cursos a maestros, adolescentes y adultos. Atención a personas discapacitadas.
Visitas guiadas: de martes a sábado de 9:30 a.m. a 5:30 p.m., en español, inglés y francés.
Tiendas: se localizan a los costados del vestíbulo, en ellas se encuentran a la venta artículos de joyería, libros, postales, diapositivas, textiles, videos y reproducciones de obras que forman parte de la colección del Museo, así como objetos relacionados con la arqueología y la etnografía de México.
Restaurante: se ubica en la planta baja del Museo. Es un servicio concesionado, exclusivo para visitantes.
Guardarropa: se encuentra junto a la tienda principal.
Silla de ruedas, escaleras eléctricas, salvaescaleras y elevador: se cuenta con estos servicios para el acceso de las personas discapacitadas. Se solicita el servicio al personal de seguridad.
Primeros auxilios: en caso de necesitarlos, los guardias de seguridad o el personal del Museo lo guían a la enfermería.
Permisos para fotografía y video: se pueden tomar fotografías no profesionales durante el horario normal del Museo. Para tomar video, se requiere de un permiso con costo que deberá pagar a la entrada. Por ningún motivo se permite usar flash o tripié. Para fotografías profesionales se requiere un permiso especial. No existe un criterio definido para considerar la toma de fotografías profesional o no, pero el personal de seguridad en general permite sin problema el uso de cámaras de teléfonos celulares o cámaras pequeñas de lente fijo (digitales o no).
Biblioteca: se localiza en la planta alta del área de oficinas. No abre los fines de semana.
Estacionamiento: dos espacios a un costado del Museo, con capacidad para 294 cajones (servicio concesionado).
Paseos culturales: viajes y recorridos culturales a diferentes partes de la República Mexicana y el extranjero. Es necesario inscribirse previamente.

Arquitectura

Obra del destacado arquitecto mexicano Pedro Ramírez Vázquez, quien lo diseñó en 1963 con la colaboración y asistencia de Jorge Campuzano y Rafael Mijares, tiene una impresionante arquitectura con salas de exhibición que convergen a un patio central. En este patio hay un estanque de lirios y la famosa fuente con forma de paraguas o sombrilla, sostenida por un pilar central alrededor del cual se precipita una cascada artificial. Las salas de exhibición están rodeadas de jardines, muchos de los cuales contienen exhibiciones externas.
El Museo cuenta con 44 mil metros cuadrados bajo techo, distribuidos en 23 salas y 35.700 metros cuadrados de áreas descubiertas que incluyen el patio central, la plaza de acceso y algunos patios hundidos a su alrededor. En todos estos espacios se encuentra la mayor colección del mundo de arte prehispánico de Mesoamérica, fundamentalmente de las culturas maya, azteca, olmeca, teotihuacana, tolteca, zapoteca y mixteca, entre otros pueblos del México antiguo, así como una extensa exposición sobre la etnografía de los pueblos indígenas actuales del país, la cual ocupa todo el segundo piso del recinto museográfico.
El área total del museo es de 79.700 metros cuadrados (casi 8 hectáreas).
Historia
A finales del siglo XVIII los documentos que formaban parte de la colección de Lorenzo Boturini fueron depositados, por orden del virrey de Bucareli, en la Real y Pontificia Universidad de México. Allí se albergaron también las esculturas de la Coatlicue y la Piedra del Sol, lo que inició la tradición museográfica en México.
El 25 de agosto de 1790 fue inaugurado el primer Museo de Historia Natural, montado por el botánico José Longinos Martínez y fue en medio de este ambiente que surgió la idea que constituir una junta de antigüedades con la finalidad de proteger monumentos históricos.
A partir del siglo XIX México fue visitado por hombres ilustres de ciencia, como fue el caso del barón Alejandro de Humbolt, quienes difundieron el valor artístico e histórico de los monumentos prehispánicos, logrando que en 1825, por decreto del presidente de la República Guadalupe Victoria, asesorado por el historiador Lucas Alamán, se fundara el Museo Nacional Mexicano como una institución autónoma. Para el año de 1865, el emperador Maximiliano de Habsburgo ordenó el traslado del Museo al edificio ubicado en la calle de Moneda 13, donde había estado la Casa de Moneda.
A partir de 1906 el crecimiento de las colecciones alentó a Justo Sierra para dividir el acervo del Museo Nacional, fue así como las colecciones de historia natural pasaron al hermoso edificio del Chopo, construido especialmente para albergar exposiciones permanentes.
El Museo recibió entonces el nombre de Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía y fue reabierto el 9 de septiembre de 1910, en presencia del presidente Porfirio Díaz. En el año de 1924 el acervo del Museo se había incrementado hasta 52 mil objetos y se había recibido a más de 250 mil visitantes, por lo que se le concedió el derecho de voto para la adjudicación del Premio Nobel y se le consideró uno de los museos más interesantes y de mayor prestigio del mundo.
El 13 de diciembre de 1940, por decreto, se trasladaron las colecciones de historia al Castillo de Chapultepec, y el Museo cambio su nombre por el actual: Museo Nacional de Antropología.
La construcción del actual Museo se inició en febrero de 1963, en el Bosque de Chapultepec. Como ya se mencionó en el apartado de Arquitectura, el proyecto estuvo coordinado por el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez y asistido por los arquitectos Rafael Mijares, y Jorge Campuzano. La construcción del proyecto duró 19 meses y el 17 de septiembre de 1964 fue inaugurado por el presidente Adolfo López Mateos, quien declaró:
"El pueblo mexicano levanta este monumento en honor de las admirables culturas que florecieron durante la era Precolombina en regiones que son, ahora, territorio de la República. Frente a los testimonios de aquellas culturas, el México de hoy rinde homenaje al México indígena en cuyo ejemplo reconoce características de su originalidad nacional."
[editar]Función del MNA

La importancia del Museo Nacional de Antropología, radica en sus objetivos, que son:
La difusión de la cultura prehispánica y la de los pueblos originarios actuales entre la población nacional e internacional, por medio de la exposición de las piezas de los acervos arqueológicos y etnográficos.
La difusión, en forma accesible, de todo lo relativo a la antropología en México mediante las exhibiciones, conferencias, así como por las visitas guiadas.
La conservación, registro y restauración de las colecciones arqueológicas y etnográficas, mismas que se encuentran entre las más valiosas de nuestro país y el mundo.
El enriquecimiento del acervo cultural mexicano por medio de la investigación, publicación y difusión de los diferentes estudios que llevan a cabo dentro del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
[editar]Exhibiciones permanentes

El juego de pelota.
Una réplica del juego prehispánico de pelota, cuya cancha mide la mitad de la original, fue inaugurada en octubre de 2005 en el jardín de la Sala Tolteca.
El visitante puede recorrerla y formarse una imagen del área de una cancha real. Aunque originalmente se pretendía llevar a cabo juegos de pelota periódicamente, el hecho es que sólo ha habido uno (el día de la inauguración) y no se tienen programados juegos en el futuro.
El juego de pelota, conocido también como "Pok Ta Pok" o "Ulama", fue un juego ritual cuya práctica se extendió a lo largo de los tres mil años de historia precolombina mesoamericana.
[editar]Exhibiciones temporales

Artículo principal: Anexo:Exposiciones temporales en el Museo Nacional de Antropología (México).
[editar]Última exhibición
[editar]Rostros de la divinidad. Los mosaicos mayas de piedra verde
Se presentó del 12 de agosto al 2 de octubre de 2010.
Exposición que reúne 147 piezas provenientes de colecciones museográficas de diversos países. Todas las piezas corresponden a ajuares funerarios encontrados en tumbas del período clásico de la cultura Maya (200-900 d.C.).
Las temáticas de la exposición fueron:
El universo maya del periodo clásico.
La imagen en la plastica maya del clasico, concepción de un proceso de transfromación
La máscara en el arte ritual
El arte del mosaico en las máscaras funerarias de piedra verde
Palenque
La esencia de los objetos
Evii de calakmul
Rostros de la divinidad.
Los mosaicos mayas de piedra verde
La ofrenda funeraria de la estructura iii de calakmul
La deformación cefálica, una constante en los rostros representados
Dzibanché
El INAH mantiene una página sobre la exhibición en la cual se pude encontrar toda la información de los cedularios que hay en cada sala.7
[editar]Cursos

Son organizados por el Departamento de Promoción Cultural del Museo.
Algunos de los cursos que se han ofrecido recientemente:
Alemania en el mundo moderno
Alemania en la historia, la cultura y el arte a partir del Renacimiento
Alemania en la historia, la cultura y el arte gótico
Alemania en la historia, la cultura y el arte: De los orígenes al Románico
España en la historia, la cultura y el arte del gótico
España en la historia, la cultura y el arte del románico
La historia, el arte y la cultura en la España musulmana

Tlaloc

http://www.youtube.com/watch?v=JToXkF_wYPE
El imponente monolito de Tláloc que desde su pétrea antigüedad da la bienvenida a los 
visitantes del Museo Nacional de Antropología de México, es una de las monumentales 
esculturas que fueron trasladadas desde lugares remotos a la Ciudad de México con el fin 
de conjuntar una de las colecciones arqueológicas más impresionantes y ricas del 
Continente Americano.

El misterioso coloso de piedra atrajo la atención de los forjadores del museo por sus 
enormes dimensiones, ya que se buscaba exponer las importantes y singulares piezas en 
esa nueva joya arquitectónica que sería inaugurada en 1964.

Tendida sobre su lado posterior, la gran piedra labrada permaneció inmóvil por siglos en el 
sitio original desde donde sería transportada a la Ciudad de México. El monolito se 
encontraba sin ninguna protección ni cuidado especializado, incluso con grafiti en sus 
costados, aunque su colosal apariencia atraía a turistas y a alumnos de escuelas mexicanas.

Este gigantesco monolito —del que se ha mantenido representa a la deidad de la lluvia de 
los antiguos pobladores del México pre-columbino— fue trasladado desde la población de 
San Miguel de Coatlinchán, Estado de México, ubicada a unos 50 kilómetros del sitio del 
museo y hacia al oriente de la Ciudad de México.

Labrado en basalto, de 7 metros de altura y 168 toneladas de peso, el monumento es el 
más grande encontrado del hemisferio americano. Debido a que el labrado del mismo está 
incompleto, —nunca fue terminado por sus creadores originales— fue difícil identificarlo como 
la representación de Tláloc. Sin embargo, algunos detalles importantes del rostro del 
monolito, así como su aspecto general, llevaron a los expertos a sugerir que se trataba de 
una deidad relacionada al agua, ya sea Tláloc o Chalchiuhtlicue, deidad teotihuacana del 
agua, ríos y mar.

Otro aspecto que influyó en la identificación de esta impresionante piedra fue el hecho de 
que fue encontrada en el fondo un arroyo seco, lo cual dio pie a la formulación de la 
hipótesis de que se trataba de una deidad relacionada al agua. Un factor más para su 
identificación, fue lo que los antropólogos llamaron un incuestionable parecido estilístico a la 
diosa encontrada en Teotihuacan que fue labrada en el mismo tipo de piedra basalto.
El trasladoEl proyecto de traslado del monolito del pueblo a la ciudad  fue uno de los más ambiciosos 
planes arqueológicos que se hayan llevado a cabo en el continente. Aunque se trataba de 
una distancia relativa, las dimensiones y el peso de la gran piedra representaron un 
verdadero desafío para poder trasladarlo desde Coatlinchán al que sería su nuevo sitio en la 
avenida Paseo de la Reforma, en el área de Chapultepec.

Los arduos preparativos duraron un año e involucraron a cientos de trabajadores bajo la 
supervisión de Pedro Ramírez Vázquez, renombrado arquitecto mexicano, quien estuvo al 
frente de la construcción del fastuoso Museo Nacional de Antropología.

La gran pieza arqueológica que ahora se conoce como una representación de Tláloc, fue 
levantada con cables de su posición recostada sobre su lecho inmemorial para colocarla en 
un tráiler sobre una plataforma construida para tal propósito, y así poder realizar su lenta 
transferencia a la capital de México.

Es importante destacar que los habitantes de Coatlinchán se opusieron terminantemente a 
que el gran monolito fuera removido de su sitio original, e incluso sabotearon de diferentes 
maneras los preparativos para evitar que la gran piedra fuera retirada de esa zona. Los 
lugareños se apegaban a la creencia de que si el monolito era removido, las lluvias cesarían 
en el lugar.

El gobierno impuso su plan de trasladar el monolito y para ello se valió del ejército y de una 
serie de negociaciones que resultaron finalmente en el desplazamiento de la piedra. A casi 
medio siglo de que la piedra de Tláloc fuera mudada, nuevas generaciones de habitantes de 
Coatlinchán se lamentan de lo que consideran una irreparable pérdida cultural y económica 
para su población.

La partida del histórico monolito se fijó para el 16 de abril de 1964. Los habitantes de 
Coatlinchán atestiguaron la partida del monolito a partir de las 6 de la mañana, mientras 
que los habitantes de la Ciudad de México presenciaron la impresionante llegada durante la 
noche. Se calculó que aproximadamente 25 mil personas le dieron la bienvenida a lo que se 
convertiría en un tesoro arqueológico nacional que ha sido visto por millones de personas en 
su nueva morada.

Lo que se consideró una verdadera ironía ocurrida justo al arribo de lo que se dice 
representa a la deidad de la lluvia, fue el hecho de que se precipitara la más fuerte tormenta 
de lluvia de la que hasta entonces se tuviera memoria en la Ciudad de México, hecho inusual 
como insólito para esa temporada seca.

De pie y por casi 50 años, este monolito que el pueblo de Coatlinchán contribuyó al acervo 
cultural de México hoy es admirado sobre su nueva plataforma rodeada de agua, en el 
vestíbulo del Museo Nacional de Antropología de la gran ciudad de México.



Tláloc era una deidad de la lluvia, cuyo nombre proviene del náhuatltlaloctli, "Néctar de la tierra".

Entre los zapotecos y totonacos se le llamaba Cocijo, en la Mixteca era convocado como Tzhui; los tarascos lo conocían bajo el nombre de Chupi-Tirípeme; y los mayas lo adoraban como Chaac.  Este dios mesoamericano del agua y la agricultura se representa con una máscara compuesta por dos serpientes torcidas entre sí formando la nariz; sus cuerpos se enroscan alrededor de los ojos, y las colas conforman los bigotes. Se asocia al color azul del agua, bebida que alimenta a la madre tierra, y origina el nacimiento de la sensual vegetación; se relaciona con el verde del jade; y se encuentra unido a las nubes tempestuosas que están en el cielo, de las cuales emergerá el rayo.  El dios de los mantenimientos -necesarios para la vida del hombre que habita en el paraíso terrenal- es ayudado por cuatro tlaloques que se encuentran en los puntos cardinales, quienes portan bastones y cántaros, de los que brota la lluvia. 
La historia comenzó a 33.5 km de la ciudad de México, en San Miguel Coatlinchán (del náhuatlcóatl, serpiente;in,prefijo posesivo de tercera persona del plural; y,chantli, hogar: "la casa de las serpientes", en el actual municipio de Texcoco, Estado de México.  En 1889, José María Velasco pintó un monolito que se encontraba en las cercanías del pueblo -en la cañada de Santa Clara- pensando que era Chalchiuhtlicue. En 1903, Leopoldo Batres afirmó que se trataba de Tláloc. Años más tarde, Jorge Acosta, en un oficio de 1958, lo llamó simplemente "monolito". Para 1964 se decidió trasladarlo a la Ciudad de México, para enmarcar al entonces recién constituido Museo Nacional de Antropología. Pero para la comunidad de Coatlinchán, la historia comienza desde sus abuelos, quienes convivían familiarmente, inmersos en leyendas alrededor de la cañada del agua... 
Dentro de una iglesia del siglo XVI -punto de reunión principal-, algunos miembros de la comunidad recuerdan nostálgicos. Contaban los tatarabuelos de los abuelos que: "nuestros antepasados, celosos de su religión, llevaron al Tláloc a esconder en el monte, cuando la llegada de los españoles quienes destruían todo lo relacionado con la vieja cultura. Aunque pesaba mucho, para ellos no había imposibles, pues eran de una raza muy fuerte. Lo enterraron completamente, pero al paso de los años, la gente que iba al monte empezó a descubrirla, rascaron hasta que quedó a flote". 
En aquella época, conducían a la "gente de razón" a caballo o a pie por el camino del lugar donde estaba la piedra de los Tecomates, llamada así "por tener huecos en forma de jícaras a la mitad de la panza", que se llenaban de agua en temporadas de lluvia, "aguas que tenían algunos poderes curativos".  Si estos huecos se encontraban húmedos, sin que fuese temporada de lluvias, era señal de que pronto las habría. Entonces el pueblo era fértil, las montañas estaban repletas de árboles, la gente recogía leña del bosque para hacer carbón y visitaba al señor de los Tecomates, los campesinos, entre marzo y abril, ponían maíz en las jícaras, como petición para sus cosechas. También se decía que muy cerca del lugar brotaba un manantial, de cuyas aguas salía una sirena, por lo cual las muchachas del pueblo le llevaban juguetes cada día de San Juan.   
Los fines de semana se realizaban excursiones escolares; los jóvenes organizaban fiestas y bailes; las familias convivían bañándose en el riachuelo cercano a Tláloc; el día de la Santa Cruz pasaban a visitarlo, cuando cambiaban la cruz que se encuentra arriba de la cañada. También algunos fuereños, curiosos o turistas, visitaban la piedra de los Tecomates, así que los pobladores aprovechaban para contarles historias, venderles alimentos o pequeñas figuritas que encontraban al trabajar sus tierras, pues "en ese entonces la gente era muy pobre y con ese dinero, podían vivir mejor".  Un día, vino personal del Gobierno a platicar con los delegados y maestros, pues querían llevarse el ídolo a la ciudad. Aunque la comunidad no estaba totalmente de acuerdo, se llegó a un arreglo. Días más tarde comenzaron a agrandar el camino de la carretera a la cañada del agua; desenterraron al colosal monolito hasta liberarlo; lo amarraron con cables de metal a una estructura que lo sostendría, para luego colocarlo sobre una plataforma. 

Los habitantes, aún incrédulos, amenazaba al personal que llevaba a cabo la movilización.

Renacieron las leyendas "si lo tocan se volverán piedra"; "si lo mueven algo malo va a pasar"; "no la muevan, es el tapón del mar". Otros comentaban: "dicen que en el tiempo de don Porfirio pensaban meter el tren para llevárselo, pero no lo hicieron ¡cómo se lo van a llevar ahora!"  El alboroto creció al acercarse la maquinaria con la plataforma, jalada por dos vehículos que se atoraron en la entrada del pueblo. Un profesor de la escuela, junto con algunos muchachos que no estaban de acuerdo, descolgaron al monolito del tripié, y arrojaron nopales y piedras sobre los ingenieros de la obra. La gente salió a defender lo suyo. Hombres, mujeres y niños gritaban ¡Se llevan la piedra! con rifles, machetes y piedras, bloquearon el paso a los vehículos, así como la vía de acceso de la carretera. No dejaban pasar a nadie que no fuera conocido.
Desmantelaron la plataforma, poncharon las llantas de los trailers que ejecutarían la movilización, le quitaron los asientos, y le echaron tierra en el tanque de la gasolina. Al liberar al monolito de los cables que le ataban, se llevaron las carretillas, las herramientas y escondieron la dinamita. Al otro día, llegaron tropas del ejército, con el fin de apaciguar al poblado, así como para cercar al Tláloc y proteger su traslado. Los soldados ocuparon el pueblo cerca de un mes, tiempo en que se construyó un centro de salud y la escuela primaria.  A las tres de la mañana del 16 de abril de 1964, el enorme monolito de siete metros de alto, con 167 toneladas de peso (el más grande del Continente y uno de los cinco más grandes del mundo), irrumpió las calles del pueblo, arrastrado por dos cabezas de trailers, escoltado por militares, policías federales de caminos, arqueólogos y arquitectos.
A su paso el pueblo salió para despedirlo con música y cohetes.  "La gente tenía mucho amor a la piedra de los Tecomates; cuando se la llevaron, los que en ese entonces éramos niños, salimos a darle la despedida, cantando y echándole confeti, flores y ¡vivas!, mucha gente lloraba y decía: ¡mataron a la población! Este pueblo ya quedó borrado del mapa, sin el Tláloc nadie vendrá de visita, de qué vamos a vivir.  A la salida, por el camino, los vehículos se atoraban entre árboles y casas, por lo que tuvieron que cortarlos en algunos techos. La salida se efectuó por la carretera de Texcoco, pavimentada para la ocasión. En Los Reyes, otra banda de música salió a la carretera en honor de su dios. Con una velocidad de cinco kilómetros por hora, tomó un tramo de la carretera a Puebla y siguió por la avenida Zaragoza. El séquito avanzaba llevando a cabo espectaculares maniobras. Desviaron túneles de los viaductos; al paso por las grandes avenidas de la ciudad, decenas de técnicos ayudados por bomberos tuvieron que cortar momentáneamente cables de luz y teléfono, para facilitar el desplazamiento del convoy. 
Al caer la noche, se detuvieron en San Lázaro, para continuar la marcha por Reforma. Extrañamente, a las 20:40 horas cayó una tormenta que inundó diversas zonas de la capital. "Las compuertas del cielo se abrieron", con fuertes lluvias que muchos atribuyeron a los poderes del dios.  Pese al clima y a las altas horas de la noche, se volvió un día de fiesta, pues a su paso por la Catedral, y de Reforma hasta Chapultepec, fue fuertemente ovacionado por enormes escoltas de capitalinos, turistas, reporteros e incluso por algunos miembros de la comunidad de Coatlinchán. Todos ellos, a pie o en sus propios transportes, siguieron al Tláloc hasta la madrugada del día 17, a su nueva morada en el Bosque de Chapultepec.

Se lo llevaron en contra de la voluntad de los vecinos.

Hay una placa que dice `donado por el pueblo de Coatlinchán', pero en realidad no todo el pueblo estuvo de acuerdo. Si fuera cierto no estaríamos inconformes. Nos quedamos sin nuestra piedra, ni siquiera la réplica que nos prometieron tenemos, quedamos desprovistos del agua que bajaba desde el manantial hasta el monte y la cañada".  Los pobladores de Coatlinchán, en general, y los miembros del comité de la Parroquia de San Miguel, aunque tristes por la pérdida de su "joya" se encuentran unidos y deseosos de preservar lo que les queda. Hoy llevan a cabo labores de conservación y protección de su patrimonio, en espera de crear un museo de sitio, con la esperanza de que, algún día, regrese su piedra de los Tecomates y con ella la prosperidad.